Pues sí, es cierto. Todo lo que vemos en las películas, pasa. Es más, la realidad supera a la ficción. En Halloween comencé a ser consciente de ello. Decían que adornaban las casas y que todo se ponía muy chulo. De piedra me quedé aquella noche. Las casas (completamente americanas, con su jardín a la puerta, los coches aparcados, la entrada del garaje como la de los Simpson, los periódicos en el suelo...) estaban repletas de luces, los jardines eran auténticas exhibiciones de Halloween, con sus fantasmas, cementerios, por supuesto las calabazas, esqueletos.. e incluso luces de neón y humo como el de las discotecas. Había casas que hasta tenían música para amenizar la tarde. Mucha gente esperaba a los niños en la puerta, sentados en sus hamacas para darles los dulces, otros salían cuando les llamaban al timbre. Y es que había niños por todas partes. ¡Increíble! Aquella tarde fue una de las mejores hasta el momento. No podía cerrar la boca del asombro y sólo sabía decir: ¡mira esa casa! ¡Anda qué esa! ¡Y aquella! Alucinante de verdad. En ese momento pensaba en la serie de Modern Family, en uno de los capítulos en el que la señora Damphie quiere decorar la casa por Halloween y yo pensaba, ¡qué flipados! Pues sí, es que así son, unos flipados. Pero estos flipados me hicieron disfrutar de esa tarde como si fuera una niña chica. Nosotros también nos animamos y decoramos nuestra casa, con una calabaza decorada y todo, y un esqueleto del Dollar Tree, pero nada que ver.
Ya en mi mundo, cuando estaba acabando el partido (el cual duró más de 3 horas), pensaba en las americanadas y las películas. Pensaba... ahora después del partido, habrá fiesta de alguna hermandad o en casa de algún jugador y claro como no, el quaterback se liará con la líder de las animadoras, a los gafas-pasta no les dejarán ir a la fiesta y alguno será detenido por la policía por escándalo o algo así. Todo esto no pude averiguarlo, pero estoy segura que pasaría, jeje.
Llegó Thanksgiving y realmente fue una semana de acción de gracias por poder compartir estos ratos con mi familia. ¡Qué emoción ir al aeropuerto a esperarlos! Con letretito incluido aunque no lo vieran. el tiempo paso muy rápido, señal de que lo pasamos muy bien, y lo cierto es que no paramos un momento. Cosas típicas: heritage village, partido de la NBA (todo un espectáculo, con paradas cada 5 minutos para hacer cualquier chorrada y tener así al público entretenido), compras en el supermercado (empezando a descubrir como se las gastan por aquí con el tamaño de las cosas), paseo por el Downtown (cómo lo disfruté, la ciudad se ve diferente cuando no tienes que trabajar y estás compartiéndola con los tuyos). En el Downtown nos dieron Nutella para desayunar, gratis (cosas típicas de aquí, pero la gente no gorronea ni se pega por ello, como haríamos en España). Estuvimos en el Rancho de la serie Dallas (¡vaya negocio que hizo el propietario en aquellas épocas!), fuimos de compras en el Black Friday, a las 12 de la noche y todo lleno de gente. Es cierto que hacen colas, pero no muere gente por aplastamiento, al menos en Grapevine, puede que en otra parte de USA sí, porque si pasa en las películas es porque pasa en la realidad. Comimos-cenamos pavo como manda la tradición y tuvimos pavo como para una semana. Fuimos de rodeo y como no, nos hinchamos a comer.
Entre medias de todo esto: risas, charlas en el coche, jet-lag, juegos, the Village, llamadas de atención, propinas, colegio, atascos, adornos navideños, paseos por la zona de los petrodólares, gripe y hasta dio tiempo a las cejas y a cortar el pelo.
Lo peor fue tener que deciros adiós, pero me quedé con la alegría de haber compartido esa semana con mi familia y con la calma de que os fueseis muy contentos.
Luchando con el pavo |
Los espectadores |
Otras americandas que he podido descubrir: en los coles se hace simulacro de incendios como en España, pero también de tornados y ¡¡ lockdown!! Por si hay algún sospechoso por la zona, ¡qué fuerte! Y realmente pasa, sí. Por suerte, yo aun no he vivido ninguno.
Aquí la gente respeta mucho a la bandera, cada día hay que honrar a la bandera de los EEUU y a la de Texas. En medio de la calle, a punto de empezar una carrera con miles de personas hablando al mismo tiempo, riendo, jugando... Al unísono se produce el silencio cuando empieza a sonar el himno de los EEUU, de película ¡increíble!
La gente se emociona, y hasta en las reuniones se transforman y gritan de emoción cuando hablan y argumentan las cosas, a veces (bueno siempre) pienso, ¡qué flipados! ¡Están tarados! Y me parto de risa.
También puedes ver por la calle policía a caballo, dándote los buenos días y preguntándote qué tal. Aquí la atención al público es muy amable, se nota que realmente viven de ello, en las tiendas a veces se pasan de pesados y amables, los camareros realmente se ganan su propina y en los super te preguntan que si todo ha estado bien y qué tal tu vida. Y eso aun me choca. Será un cumplido, pero la sonrisa no se les quita de la boca, seguro que les han entrenado para ello o tienen una cámara que les vigila para que no paren de sonreír y ser amables.
En fin, que los guionistas de Hollywood no tienen tanto mérito, que no se inventan las cosas, que aquí todas esas cosas realmente pasan, e incluso yo diría que la realidad supera la ficción. Hoy hemos desayunado con Santa Claus, una chorrada sí, pero gracioso. Estoy viviendo dentro de una película, pero como diría mi hermana, solo me falta que me acompañaran con música para que cada momento pareciese más interesante.
¡¡¡ FELIZ NAVIDAD!!!